Acoplar una cerradura en una puerta que tenemos montada es una tarea sencilla siempre y cuando encontremos el modelo y dirección exacto de la misma. Pero, ¿qué ocurre cuando tenemos que acoplar la cerradura a una puerta por primera vez?. Esta sí es una tarea de profesionales, puesto que al cerrar la puerta no debe quedar la misma ni demasiado dura (para poder abrir la llave) ni demasiado holgada (ya que puede ser ruidosa al mínimo movimiento).

Generalmente cuando se ajusta la cerradura de una puerta que se está fabricando hay que contar con varios factores. Por una parte, debemos elegir el tipo de cerradura apropiada para la puerta en cuestión (si la puerta es de corredera se deberá usar una cerradura denominada de "pico de loro", mientras que no haremos lo mismo con una puerta abatible). Por otra parte, debemos tener clara la dirección hacia la cual abrirá la puerta (izquierda o derecha) y su posición (hacia dentro o hacia fuera), ya que estos dos parámetros deberán orientar cómo poner la cerradura. Finalmente, hemos de tener en cuenta la marca de la misma, que en muchas ocasiones puede fabricar muchas variantes que no sirvan.

Tradicionalmente, la cerradura era fabricada por el propio herrero, quien tenía la habilidad de elaborar las llaves en la propia fragua (llaves que eran de un gran tamaño y con poco código de seguridad). En el momento en que se fabricaba se acoplaba a la puerta, siendo los ajustes a la misma muy escasos. Posteriormente, con la llegada de un amplio mercado de cerraduras estándar, estas comenzaron a acoplarse a todo tipo de puertas, aunque la tarea para ello resultaba muy rudimentaria y artesanal (habitualmente la cerradura se sobreponía a la puerta, sin el planteamiento estético y de ajuste de embutir la misma). Hoy día contamos con una maquinaria precisa que permite hacer al tubo la perforación exacta y milimétrica para acoplar y ajustar la cerradura de forma precisa.

En Talleres Hermanos Campanero contamos con esta máquina que permite encajar el bombín (mecanismo pasador para la llave) dentro de un tubo, dejando el ajuste perfecto para alojar la cerradura sin problemas de ajuste.